Prólogo
Mi mejor buscador de estrellas es este amigo poeta que, a través de dulces gritos, va alcanzando su propio tiempo.
Alguien que para llorar, cuando su corazón zozobra entre tormentosos sentimientos, escucha “PARA ELISA” y se viste con pantalones de música, con camisas de versos, e impulsa su silla entre acordes poéticos. No es otro que mi amigo Perico, mi compañero en una excelente obra de teatro, MIENTRAS TANTO, y protagonista en otras muchas obras teatrales; pero sobre todo Perico es un emprendedor de vuelos con propulsores de esperanza en sus alas blancas.
Trata siempre de renacer desde ese niño que será siempre hacia el hombre bueno que es y hace frente a sus miedos, volando para poder sanar.
Amigo Perico, siendo la música uno de los motores de tu vida, (junto con tu maravillosa familia), se entiende bien que sean tus versos los acordes de tu vivir diario.
En ese interior tuyo donde la magia de la música mece palabras que te cuesta pronunciar, germinan brotes de amistad que se perpetúan en cada gesto, en cada verso; ese firmamento de amor con el que te baña tu familia lo expandes sobradamente a todo ser humano que te circunda.
Gracias, amigo Perico, por hacerme partícipe de la musicalidad poética de tus sentimientos, por tu amistad, por tener confianza en mí con el regalo que me haces al pedirme… tan poco, con lo mucho que me has dado.
Este libro es un baile sobre ruedas, un vuelo sin final entre nubes de aire claro.
África Sánchez López